Censura en el Diario del Altoaragón.
El Diario del AltoAragón decidió en fechas recientes zanjar la polémica suscitada desde julio en torno al monumento a Vicente Campo, dejando de publicar cartas al director y tribunas de opinión que hablaran sobre el tema desde un punto de vista crítico, aunque sí que publicó escritos de descargo favorables al tándem Fernando Elboj-Vicente Campo.
El 25 de julio de 2004, un grupo de profesionales de diversos sectores firmaba conjuntamente un artículo en la Tribuna del diario en el que se criticaba de forma argumentada la oportunidad de los actos de homenaje a la figura del alcalde franquista Vicente Campo, que incluían un monumento en el Parque. Desde esa fecha, fueron muchas las cartas publicadas de adhesión a la crítica, que añadían contundentes hechos y elaboradas reflexiones al texto inicial, incluyendo incómodos pasajes de la vida de Vicente Campo en torno a su participación activa en el levantamiento franquista de 1936 y en la posterior represión. En defensa del monumento salían únicamente demócratas de toda la vida a los que se les veía de lejos el plumero nostálgico y la gorra militar.
La prensa de la provincia, y en especial el Diario del Altoaragón, no quiso elevar a la categoría de noticia la tormenta de contestación que caía sobre la normalmente adormecida ciudad de Huesca. El alcalde socialista de Huesca, Fernando Elboj, impulsor personal del monumento a Vicente Campo, no tenía a bien salir a la palestra a defender su idea, que financiaba al 50% una de las entidades bancarias del Opus Dei (Ibercaja). El omnipresente Opus Dei también dirige, cómo no, el Diario del AltoAragón a través de su accionariado.
Tras la paralización del monumento a V. Campo, que se decidió el 16 de septiembre por deseo de l@s atribulad@s descendientes del casi-homenajeado, el Diario del Altoaragón decidió dejar de publicar cartas críticas sobre el asunto quizá por presiones (aunque no dejó de publicar dos ataques a las personas que expresaron su desacuerdo con la inicativa municipal), pese a que la polémica continuaba viva. El Diario del Altoaragón censuró los siguientes escritos:
G. Villacampa versus V. Campo, enviado el 15 de septiembre por Raúl Mateo Otal.
Dinero para el Parque, enviado el 23 de septiembre por César González Cebollada.
A Alberto Gómez Ascaso, enviado el 23 de septiembre por César González Cebollada.
Vicente Campo y la Cizaña, enviado el 24 de septiembre por el periodista y escritor Víctor Pardo Lancina como respuesta al escrito favorable al monumento titulado Reflexiones sobre el monumento a Vicente Campo firmado por Javier Sauras Viñuales, escrito que sí que publicó el Diario del AltoAragón.
Vicente Campo, acusador, enviado el 25 de septiembre por Raúl Mateo Otal.
Y es que rápidamente se intenta cerrar el caso Campo, para que no sigan aireandose virtudes del ilustre franquista, o no sea que se empiece a hablar también de otros benefactores de la ciudad, predecesores de respetables y acomodadas familias oscenses, rompiéndose el velo de silencio que cubre la ciudad desde los primeros sucesos de julio de 1936.
Lo que sí publica desde hace años el Diario del AltoAragón es una gran cantidad de cartas de fundamentalistas católic@s de la más rancia linea opusiana que dan rienda suelta a sus desvaríos diversos, para vergüenza colectiva y en claro desafío en unos casos a la razón; en otros a la Historia y en muchos otros, a ambas.
Si el pulso de la vida social y crítica de una ciudad puede medirse también por el tono de las cartas que los lectores envían a su diario, en Huesca hemos vuelto a lo de siempre: la paz de los cementerios.
El 25 de julio de 2004, un grupo de profesionales de diversos sectores firmaba conjuntamente un artículo en la Tribuna del diario en el que se criticaba de forma argumentada la oportunidad de los actos de homenaje a la figura del alcalde franquista Vicente Campo, que incluían un monumento en el Parque. Desde esa fecha, fueron muchas las cartas publicadas de adhesión a la crítica, que añadían contundentes hechos y elaboradas reflexiones al texto inicial, incluyendo incómodos pasajes de la vida de Vicente Campo en torno a su participación activa en el levantamiento franquista de 1936 y en la posterior represión. En defensa del monumento salían únicamente demócratas de toda la vida a los que se les veía de lejos el plumero nostálgico y la gorra militar.
La prensa de la provincia, y en especial el Diario del Altoaragón, no quiso elevar a la categoría de noticia la tormenta de contestación que caía sobre la normalmente adormecida ciudad de Huesca. El alcalde socialista de Huesca, Fernando Elboj, impulsor personal del monumento a Vicente Campo, no tenía a bien salir a la palestra a defender su idea, que financiaba al 50% una de las entidades bancarias del Opus Dei (Ibercaja). El omnipresente Opus Dei también dirige, cómo no, el Diario del AltoAragón a través de su accionariado.
Tras la paralización del monumento a V. Campo, que se decidió el 16 de septiembre por deseo de l@s atribulad@s descendientes del casi-homenajeado, el Diario del Altoaragón decidió dejar de publicar cartas críticas sobre el asunto quizá por presiones (aunque no dejó de publicar dos ataques a las personas que expresaron su desacuerdo con la inicativa municipal), pese a que la polémica continuaba viva. El Diario del Altoaragón censuró los siguientes escritos:
G. Villacampa versus V. Campo, enviado el 15 de septiembre por Raúl Mateo Otal.
Dinero para el Parque, enviado el 23 de septiembre por César González Cebollada.
A Alberto Gómez Ascaso, enviado el 23 de septiembre por César González Cebollada.
Vicente Campo y la Cizaña, enviado el 24 de septiembre por el periodista y escritor Víctor Pardo Lancina como respuesta al escrito favorable al monumento titulado Reflexiones sobre el monumento a Vicente Campo firmado por Javier Sauras Viñuales, escrito que sí que publicó el Diario del AltoAragón.
Vicente Campo, acusador, enviado el 25 de septiembre por Raúl Mateo Otal.
Y es que rápidamente se intenta cerrar el caso Campo, para que no sigan aireandose virtudes del ilustre franquista, o no sea que se empiece a hablar también de otros benefactores de la ciudad, predecesores de respetables y acomodadas familias oscenses, rompiéndose el velo de silencio que cubre la ciudad desde los primeros sucesos de julio de 1936.
Lo que sí publica desde hace años el Diario del AltoAragón es una gran cantidad de cartas de fundamentalistas católic@s de la más rancia linea opusiana que dan rienda suelta a sus desvaríos diversos, para vergüenza colectiva y en claro desafío en unos casos a la razón; en otros a la Historia y en muchos otros, a ambas.
Si el pulso de la vida social y crítica de una ciudad puede medirse también por el tono de las cartas que los lectores envían a su diario, en Huesca hemos vuelto a lo de siempre: la paz de los cementerios.
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